Un momento dulce con El Profeta

23/06/2022

Querida Misión de Arequipa,

¡Hola!

El Presidente Chipman y yo acabamos de terminar nuestra experiencia de cuatro días de MTC ayer y ¡ahora estamos en un vuelo y nos dirigimos a Perú! ¡Estamos muy emocionados de comenzar esta aventura con ustedes!

Quería compartir una experiencia que tuvimos el domingo durante la reunión sacramental en el MTC. El Quórum de los Doce estaban todos sentados en el estrado y las 168 nuevas parejas de líderes misioneros esperaban la llegada del Presidente Russell M. Nelson y el comienzo de nuestro servicio. Justo antes de la hora señalada, el Presidente Nelson y su esposa, Wendy, entraron y se sentaron en el estrado. Mientras estaban sentados, charlaron un poco y miraron atentamente a todos los nuevos líderes misioneros como si trataran de identificar a cada uno de ellos. De repente, el presidente Nelson se levantó de un salto y se dirigió directamente al presidente Chipman y a mí, que estábamos sentados unas filas más atrás. Él Colocó una mano en el hombro del presidente Chipman y agarró mi mano con la otra y me miró directamente con sus ojos azules y dijo: "Presidente y Hermana Chipman, ¿podrían por favor, díganle a mi hija lo mucho que la quiere su papá y que por fin la vamos a liberar para que pueda venir a casa a verme". Estaba tan sorprendido por la interacción que me resultaba difícil que me costó saber mi nombre, pero pude decirle que estaríamos encantados de darle el mensaje. A continuación, nos dio las gracias, volvió a su asiento y la reunión comenzó.

Este pequeño intercambio tuvo un profundo efecto en mí porque aprendí algunas cosas.

  1. En primer lugar, aprendí que el presidente Nelson sabe lo que es echar de menos a un ser querido a causa del servicio misionero. No nos pide que sacrifiquemos nada distinto de lo que él mismo está dispuesto a sacrificar él mismo. Él los ama tanto que envió a una de sus amadas hijas y a su esposo para que los cuidaran aquí en Arequipa. Este conocimiento debería ayudarte a saber que él se preocupa por ti y reza por ti. Esto también debería recordarte que tu Padre Celestial está al tanto de ti y te ama también. Siempre trabajan juntos para tu beneficio.

  2. En segundo lugar, aprendí que nuestro profeta sabe quiénes somos mi esposo y yo. Nunca he conocido al Presidente Nelson ni tuve ninguna interacción con él, pero fue capaz de elegirnos entre de una gran audiencia de casi 400 personas y llamarnos por nuestro nombre. Esto debería darles la confianza de que nuestro Profeta y nuestro Padre Celestial seguirán cuidando de ustedes y amándoos.

Lamento que hayas tenido que despedirte de los Marsh, pues sé que los echarás mucho de menos. Pero tienes todas las razones para ser optimista, porque Dios no te ha hecho llegar hasta aquí. De lo contrario, Dios nos habría enviado a todos a casa con los Marshes. Juntos, habéis construido una misión asombrosa y ahora debemos honrar a los pantanos continuando esforzándonos por su continua progresión y mejora.

¡Estamos muy emocionados de conocerlos, aprender de ustedes y amarlos!

Con mucho amor,

Presidente y Hermana Chipman


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