Sábados en el Templo de Arequipa Perú

Me gustaría poder llevarte a los terrenos del templo de Arequipa un sábado por la tarde. Es una vista vibrante y hermosa porque los terrenos están llenos de gente de todas las edades y condiciones sociales que están disfrutando de la belleza en todos los sentidos.  Como son pocos los que pueden permitirse un coche, hay autobuses repletos de peruanos vestidos con sus ropas tradicionales que han viajado durante la noche con sus familias desde lugares como Puno o Cuzco para trabajar en el templo o esperar a que terminen sus seres queridos.  Siempre hay varios grupos pequeños de misioneros que se sientan entre flores y bancos y enseñan a familias o individuos que han aceptado la invitación de aprender más sobre su Salvador y el Evangelio de Jesucristo. Y, por supuesto, hay otros que, como nosotros, han descubierto que éste es el lugar perfecto para dar un paseo vespertino y pensar y reflexionar sobre Dios. 

Es obvio que estamos empezando a saborear nuestro tiempo en la misión porque se nos está pasando demasiado deprisa, ya que estamos en nuestro tercer año.  El Señor nos ha bendecido sin falta y en todos los sentidos porque esta es Su obra. Aunque no seamos suficientes, Él sí lo es y nos ha dado poder más allá del nuestro, una y otra vez. El Señor ama de verdad a sus misioneros. Es maravilloso verlos crecer y convertirse ellos mismos mientras miran hacia afuera a otros y comparten el evangelio de Jesucristo. Es igualmente asombroso ver cómo aquellos a quienes enseñan descubren con alegría que Dios sí tiene una iglesia y un plan de felicidad para ellos.  

 Estamos agradecidos por esta notable experiencia.  El élder Holland prometió recientemente a los nuevos líderes misioneros que ésta sería la experiencia de conversión más gratificante que jamás podrían tener. Ciertamente lo ha sido para nosotros, porque sé que Jesús es el Cristo y esta es su iglesia.

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Es Glorioso, pero no Glamuroso

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Equilibrar nuestra naturaleza física y espiritual