El Mensaje Semanal del Presidente Chipman
Semanalmente, el Presidente Chipman organiza un devocional para toda la misión. Aquí está el mensaje de la semana pasada para los misioneros.
La semana pasada, una hermana misionera me preguntó: “Presidente Chipman, ¿considera que somos sus hijos?” Pensé, “Hmmm. . . Esa es una buena pregunta." Desde recibí esa pregunta, la Hermana Chipman y yo hemos pensado mucho en ella.
La pregunta no es si te amamos. Te amamos absolutamente. Es difícil de explicar, pero sentimos amor por cada uno de ustedes a pesar de que aún no los conocemos bien. Y cuanto más les conocemos, más les amamos.
No, la pregunta no es si les amamos. La pregunta es cómo les mostramos ese amor. Hace dos noches, cuando hablábamos de esta pregunta (nuevamente), la Hermana Chipman se inspiró para responderla. La próxima mañana, recibí un testimonio espiritual de que ella tenía razón.
Entonces, aquí está la respuesta a la misionera’s pregunta: Este es un momento crítico en sus vidas, y también un momento difícil. Es un tiempo de transición de ser un joven para ser un hombre o una mujer maduro. Están navegando por tantos cambios y desafíos. Sabemos que esto no es fácil.
Entonces, ¿qué hacen los líderes de la misión para mostrar su amor? En primer lugar, no se enfocan solo en su comodidad física o emocional, envolviéndoles en frazadas cómodas y dandoles galletas y helado todo el día.
No, durante este tiempo en su vida, nosotros, como un amoroso padre y madre “de la misión,” debemos enfocarnos en su desarrollo como discípulos maduros de Jesucristo. Nuestro objetivo es ayudarles a ganar confianza en su capacidad de conocer a su Padre Celestial y Jesucristo (Juan 17:3). Nuestro objetivo es ayudarles a ganar confianza en su capacidad para recibir revelación directamente del Padre Celestial a través del Espíritu Santo (autosuficiencia espiritual) y en su capacidad para cuidar de sí mismo (autosuficiencia temporal).
El propósito de Jesucristo es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre”. (Moisés 1:39.) Como discípulos de Él, ese se convierte en nuestro propósito para ustedes y su propósito para aquellos con quienes entran en contacto todos los días.
Este tipo de amor no significa que dejaremos que se muera de hambre o de enfermedad. Tienen
nuestro apoyo para que eso no suceda. Y queremos contacto con ustedes. De hecho, queremos más, no menos, contacto con ustedes. Por eso oramos por ustedes. Por eso trabajamos para su beneficio. Es por eso que programamos devocionales de zoom para toda la misión cada semana. Es por eso que queremos entrevistarles con la mayor frecuencia posible.
Pues, este tipo de amor significa que nuestras interacciones pueden incluir no solo apoyo y afirmación (que todos necesitamos), sino también invitaciones que pueden expandirles y ayudarles a ser más autosuficiente espiritual y temporalmente.
Siguiente hay dos de muchos ejemplos de este tipo de amor del Salvador. Primero, Marcos 10 habla de un joven rico que corrió hacia el Salvador, se arrodilló ante él y le hizo una pregunta sincera: “Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”. Este era un buen hombre. Y Jesús lo miró y “lo amó”. Pero, por ese amor, Jesús no animó simplemente al hombre a seguir haciendo el bien. En cambio, por ese amor, Jesús lo invitó a hacer algo difícil para el--una cosa que le bendeciría mucho.
En segundo lugar, Juan 21 habla de una noche, después de la Resurrección, cuando los apóstoles, tal vez un poco perdidos, decidieron volver a sus barcos de pesca. Pescaron toda la noche sin suerte. Por la mañana, Jesús los llamó desde la orilla: “Hijos, ¿tenéis algo de comer?” Recuerdan lo que pasó después. Jesús primero llenó sus redes con peces. Luego, reconociendo que necesitaban comer algo, preparó un desayuno sencillo. Luego, después de que fueron alimentados, Jesús invitó a Pedro a hacer algo que estiró a Pedro poderosamente y cambió el mundo.
La Hermana Chipman y yo estamos lejos de ser perfectos. Cometemos errores cada día. Y, a veces, no expresaremos perfectamente este tipo de amor divino. Pero les prometemos que haremos todo lo posible para amarlos a la manera del Señor, de una manera que les ayudará a navegar las olas de la vida y convertirse en discípulos de Jesucristo para siempre.