Anticipar y Recordar la Navidad

El Antiguo Testamento transmite un espíritu de ansiosa anticipación del Mesías prometido.  Esto comienza con Adán y Eva.  Continúa a través de los antiguos patriarcas, profetas, poetas y pueblos. Todos ellos esperaban el nacimiento del Salvador y el día de Navidad con la esperanza de la redención a través de Él.  El Libro de Mormón también está lleno de esta misma ansiosa anticipación.  Esta anticipación gozosa en el Libro de Mormon se afirma en esta Navidad de diciembre «Ven y Sígueme»:

Un profeta lo vio como espíritu preterrenal, mientras que otro vio Su ministerio terrenal en una visión. Uno proclamó desde una muralla las señales de Su nacimiento y de Su muerte, y otro se arrodilló ante Su cuerpo resucitado y palpó las heridas en Sus manos, pies y costado. Todos ellos sabían esta verdad esencial: “… no hay otra manera ni medio por los cuales el hombre pueda ser salvo, sino por la sangre expiatoria de Jesucristo, que […] viene para redimir al mundo” (Helamán 5:9).

Cumplir la Ley de Moisés ayudó a los antiguos a esperar con esparanza  el primer día de Navidad. Hoy, nuestros convenios sacramentales nos dicen que lo recordemos siempre.   Todas las generaciones del tiempo» están unidas cuando celebramos la Navidad, que marca el comienzo de la vida de nuestro Salvador y el don de la redención a través de Él.

Tengan en cuenta que Su redención no se hace como un pedido a granel de fábrica para todos a la vez. De hecho, nuestro Salvador nos lleva individualmente a medida que pasamos por las experiencias de la vida y nos enfrentamos a los desafíos. Esto se describe en Isaías 53:4-5:

4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y afligido.

5 Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.

Esta escritura se refiere específicamente a usted, como individuo—-SU pena, SUS dolores, e incluso SUS iniquidades que lo han magullado. Debido a su sacrificio voluntario, USTED puede ser sanado y ser limpiado de nuevo.  Nuestro Salvador nos conoce COMO INDIVIDUOS y nos salva COMO INDIVIDUOS. Uno a la vez.  Así es como participamos del pan y del agua cada semana durante la Santa Cena. Así es como también hacemos el trabajo por los muertos en nuestros templos. Una persona cada vez.

Esta redención personal es la razón por la que se esperaba con alegría la Navidad antes de que naciera Cristo. Esta redención personal es la razón por la que celebramos la Navidad y por la que pactamos recordarla hoy.  El Mesías vino hace más de 2.000 años, y sigue viniendo a nuestras vidas siempre que le buscamos y aprovechamos su maravilloso regalo.

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